martes, 2 de marzo de 2010

El adiós que me marcó para siempre


La muerte de mi Papá a los 53 años (yo tenía 18) salvó la vida de mi Mamá 3 años después. El mismo tipo de cáncer de colon. Lo que mi Papá creyó que era un malestar estomacal, lo condujo a una muerte horrible 7 meses después. Ante el mismo primer síntoma, mi mamá (a la que todos le dijimos en su momento "hipocondríaca") fué al médico y le diagnosticaron la misma enfermedad.
A diferencia de mi Papá, mi Mamá sigue dándonos la lata maravillosa con 74 años en Buenos Aires. Su enorme fé, su perseverancia, las ganas de vivir por y para sus hijos y el maravilloso doctor Crescenti sacaron adelante a esta gran mujer de la que me enorgullece ser su hija. Yo en España me siento un poco huérfana de ella también, pero sé que cuento con la suerte de poder tomarme un avión cada vez que pueda para verla. Sin embargo, mi Papá era mi amigo, mi apoyo moral, mi referente, mi todo, y cuando murió, una gran parte de mi murió con él.
Recuerdo como si fuera ayer el último beso, su última mirada y su última caricia, y me aferro a eso día a día porque cada instante que pasa lo extraño mas... si, aunque hayan pasado casi 23 años…
Y en todos los momentos claves de mi vida siempre pienso “lo que se perdió mi Padre”… pero lo realmente triste es lo que nos seguimos perdiendo nosotros sin él. No sé si era el mejor hombre del mundo, pero fue el mejor padre que pudimos tener.

3 comentarios:

Adrián Barbón dijo...

Andrea, muy emotivo el artículo y el recuerdo de tu padre, tan presente, se hace real cuando uno lee lo que has escrito.
Está bien que así sea. El blog no sólo es un marco para pensar, debatir o reivindicar. También para recordar o para rendir homenaje, de forma sencilla y sentida, a aquellas personas que nos llenan, que nos han hecho ser personas, que aunque ya no están físicamente siguen cada día a tu lado. Que siguen contigo.
Precioso artículo.
Un abrazo.

Salvita dijo...

No importa quién fue tu padre. Lo importante es quién recuerdes tú quién fuese.
De cualquier modo,él estaría muy orgulloso de la clase de persona que hoy en día sos.
No te pongas triste,tú papá estaría muy contento viendo que sos Feliz y por sobre todas las cosas nunca cambies,sos un ser especial.
Te Quiero.

Andrea Casas Freire dijo...

Puedo asegurarte Salvita que lo que realmente me entristece es no poder haberlo compartido con vos y con Noa.
Sos mi vida y yo también estoy orgullosa de vos y de la familia que formamos...Te quiero Salva