Tengo, lo que se dice en estas tierras, un pronto muy malo. No voy a refugiarme en ningún "pero..." porque sería justificarme, y mi mala leche no tiene justificación salvo en cuanto a antecedentes genéticos se trata.
Los "no" por respuesta sin un fundamento lógico me desesperan. El pasotismo de los que no hacen nada por mejorar las cosas me entristece, pero mucho más aún, me entristece los conformistas.
Hoy, mas que triste, estoy dolida. Y es esa extraña sensación de un sentimiento agudo, que duele verdaderamente, que ya pasó la barrera del mal pronto y de las formas inadecuadas. Es una sensación rara y no por no llevar la razón, sino, por haber caído en la cuenta de que he sido "usada" en una guerra que no es mía ni que pretendo lo sea.
De pequeña me han enseñado valores, como el de pedir perdón o por favor, dar las gracias, respetar a la gente (sobre todo a los mayores), saludar aunque no me saluden, mantenerme callada (aunque cueste creerlo) y hasta con una sonrisa por más que te den con una puerta en las narices (literal), hacer cuanto favor esté a mi alcance aunque el que me lo pida clave puñales envenedados en mis espaldas...
Que lo sepáis, todas las noches, mi conciencia está tranquila. No miento. Digo las cosas a la cara y no pretendo quedar bien con todo el mundo a pesar de que eso me dé más de un dolor de cabeza.
Todo tiene un precio en esta vida, todo, menos mi dignidad. Lo siento mucho, pero el limite entre el fondo y las formas es la hipocrecia y yo, puedo ser todo lo malo que se me tilda, pero hipócrita, jamás. Soy consecuente con mis actos y mis palabras, con lo que digo y con lo que callo, pero por sobre todas las cosas, soy fiel y no traicionó a nadie. Jamás.