Vuelvo a girar mi silla para mirar por la ventana. Enfrente, hace un par de días que todo esta igual: las persianas bajadas, las macetas sobre una mesilla y la gamuza azul posada en el marco de la ventana.
Hoy a primera hora colocaron una esquela en ese portal. Daba vueltas a la cabeza pensando quien podría haber muerto... y cuando Salva me dijo que era Luisa se me anudó el corazón. Enseguida vino a mi mente su mirada tan tranquila, serena. Una señora encantadora y agradable, que andaba por la vida de puntillas, como sin querer molestar a nadie.
Miro de reojo y todo sigue igual. La gamuza azul prolijamente doblada sigue en el mismo sitio. Señal indiscutible de que la señora de enfrente no está en su casa.
Ahora, ya sabemos que no va a volver.
Hasta siempre Luisa.
LA SEÑORA DE ENFRENTE
....................................................