Tengo amigos y amigas a los que adoro. Los echo de menos, y mucho. Y una de las cosas que más echo de menos son los silencios, la complicidad de entendernos con las miradas...con un gesto... de encontrarnos en un abrazo infinito o la sinceridad de plantarnos las cosas a la cara, sin hipocresía.
La vida se encargo celosamente de separarnos, poniéndonos a cada uno de nosotros en el lugar en el mundo que nos correspondía, pero el destino que es pícaro y rebuscado, de vez en cuando nos regala momentos únicos e irrepetibles que hacen de esos momentos, EL MOMENTO.
El reencontrarme con Pablo fue algo que no puedo explicar con palabras.La tarde del miércoles ha sido una tarde mágica, llena de recuerdos si, pero con esa sensación extraña de que el tiempo no había pasado y que nuestro cariño, mutua admiración y respeto están intactos. Fue muy importante para mi el haber compartido con él mi familia, algo tan importante por lo que cada uno de nosotros hemos luchado... él en Nueva York y yo en Asturias.
Si señores... es verdad, la vida a veces se empeña en separar a las personas, pero cuando algo es tan fuerte y verdadero, el destino tarde o temprano siempre hace su trabajo. SIEMPRE.
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